Es una necesidad la unidad del sindicalismo de clase para acabar con el sindicalismo podrido y vendido
El pasado viernes 15 de diciembre los sindicatos CCOO y UGT aceptaron, procediendo a su firma el 20 de diciembre, el XVII Convenio Colectivo del sector de las Empresas de servicio – una parte del sector de las Tecnologías de la Información (TIC), concretamente las empresas de servicios informáticos -, de Estudios de Mercado y opinión pública, Planificación, organización de empresas y contable, Consultoría en selección y formación de recursos humanos, técnicas de organización y dirección de empresas, auditoría y cualesquiera otras de orden similar. Un convenio colectivo con un ámbito temporal de una década – vigencia desde el 1 de enero de 2010 al 31 de diciembre de 2019 – y cuya firma es una auténtica traición a los trabajadores de dichos sectores agrupados, y al conjunto de la clase obrera.
Nos encontramos ante un convenio colectivo que es un cajón de sastre que abunda en la división de la clase obrera en el Sector TIC y que regula y ordena las relaciones laborales de los trabajadores subcontratados en dicho sector, es el convenio colectivo de la externalización de los servicios informáticos de las empresas. Precarización y división de la clase obrera estimulada por la Patronal y aceptada por los sindicatos amarillos de la Patronal y su Estado: CCOO y UGT.
Si bien el Sector TIC y de Contenidos, según datos del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la SI, dependiente del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, en el año 2016 tenía 33.170 empresas activas con una cifra de negocio de 105.474 millones de euros y 471.860 trabajadores empleados por dichas empresas; el XVII Convenio Colectivo de Planificación, Consultoría, empresas de mercado y opinión pública y empresas de servicios TIC afectará a 150.547 trabajadores de empresas de servicios pertenecientes al Sector TIC, empresas que tuvieron una cifra de negocio total en 2016 de 11.818 millones de euros; así como a los trabajadores del Sector de Estudios de Mercado y opinión pública cuya cifra de negocio en 2016 ascendió a 491,445 millones de euros.
El Convenio signado por CCOO y UGT ha concedido a la Patronal todos los retrocesos contemplados en la Reforma Laboral realizados por el Gobierno del Partido Popular en el año 2012, y contra la que hicieron una Huelga General, así como la legalización de más precariedad laboral, con una clasificación profesional que, en la práctica, va a permitir a los Empresarios rebajar aún más los salarios y reducir los costes laborales.
Lo que han hecho CCOO y UGT, firmando un empobrecimiento de más de un 21% en los salarios de los trabajadores afectados por dicho convenio en el período de vigencia del mismo, no es otra cosa que la legalización por la vía del Convenio Colectivo de la devaluación salarial que en el conjunto de la clase obrera se ha producido a lo largo de la crisis. No hemos de olvidar que la devaluación salarial del conjunto de la clase obrera en el estado español, entre los años 2008-2015, ha significado un empobrecimiento de los salarios del 22,6%.
Esta devaluación salarial se ha producido por la vía de la destrucción de empleo, así como de las políticas de rotaciones de plantillas, donde CCOO y UGT han jugado un papel relevante firmando todos los EREs que les han puesto por delante y por los que han obtenido pingües beneficios, así como por las políticas laborales realizadas que potencian la temporalidad, los contratos a jornada parcial, así como los convenios colectivos de traición firmados que han provocado que las nuevas contrataciones perciban retribuciones un 23% inferior a los años previos al estallido de la crisis a finales de 2007, acentuando la brecha salarial, satisfaciendo de este modo los intereses de los empresarios, de tal manera que los costes laborales unitarios reales en estos últimos ocho años se han reducido un 7,4%.
Y es en esta senda – en esta dirección que impone el capitalismo monopolista español y europeo en donde deben circunscribirse las políticas económicas y laborales del gobierno, seguidas a pies juntillas por CCOO y UGT, al objeto de satisfacer los intereses económicos de los empresarios – donde se deben ubicar los convenios firmados por esos dos sindicatos, que son piezas esenciales del Capitalismo Monopolista de Estado y que simulan una falsa democracia en el establecimiento de las relaciones y condiciones laborales de los trabajadores.
El ejemplo del Convenio de Planificación, consultoría, empresas de estudios de mercado y opinión pública y de servicios informáticos es clarificador al respecto. Una traición en toda regla que persigue el incremento del beneficio de los empresarios de dicho sector a costa de agudizar la explotación de los trabajadores. Es la razón de ser del imperialismo, que cuanto más se desarrolla más acrecienta el grado de depauperación absoluta y relativa del proletariado. En este convenio en cuestión, mientras desde el año 2007 hasta el 2016 las Empresas de servicios del sector TIC han tenido una tasa de crecimiento anual acumulativo, constante, del 3,6% cada año, o lo que es lo mismo un crecimiento del 28,8% en dicho periodo, los sindicatos CCOO y UGT han firmado unas tablas salariales que no contemplan subida salarial alguna entre los años 2010 a septiembre de 2017 y que, en una década hace que los salarios se empobrezcan por encima del 21%.
Esta forma de actuar, y de traicionar a la clase obrera vendiéndola a la burguesía, de CCOO y UGT no es nueva, desde los Pactos de la Moncloa de 1978, el Acuerdo Marco Interconfederal (AMI) suscrito entre la CEOE y UGT a principios de los 80, el Acuerdo Nacional de Empleo y los Acuerdos Económico y Social suscritos por CCOO,UGT, CEOE y el Gobierno de Felipe González y, posteriormente desde 1997 con los sucesivos Acuerdos Interconfederales Sobre la Negociación Colectiva primero, y con los Acuerdos por el Empleo y la Negociación Colectiva después, los sindicatos CCOO y UGT han sido los instrumentos fundamentales del Capital con los que la burguesía ha garantizado que los salarios siempre estuvieran por debajo del incremento de la carestía de vida, estableciendo marcos laborales que han agudizado la explotación de los trabajadores y han garantizado las tasas de ganancia de la burguesía.
Es por esta razón, por estos servicios prestados, por los que el Estado financia y mantiene a sus sindicatos CCOO y UGT, también salpicados por los escándalos de corrupción y con un descrédito sobresaliente entre las filas de la clase obrera, ajena a la afiliación sindical en un país donde en el último cuatrienio únicamente han celebrado elecciones sindicales un 36,06% de los trabajadores ocupados. De entre los delegados electos, en el último cuatrimestre, hay tres grandes bloques compuestos por CCOO, con 95.773 delegados electos (35,9%), UGT con 86.685 delegados electos (32,5%) y un último bloque con el resto de sindicatos y candidaturas que cuenta con 84.312 delegados electos (31,6%). De tal modo que el sindicato mayoritario, CCOO, posee el 35,9% de la representación de las elecciones sindicales, que como hemos visto anteriormente no realizan el 63,94% de los trabajadores en activo; con lo que extrapolado al conjunto de la clase obrera, dos sindicatos que no alcanzan juntos ni un 12% de la afiliación de los trabajadores son los que firman las condiciones de la totalidad de los trabajadores. Para mayor abundamiento, según la propia CCOO, el 46% de esos delegados electos bajo sus siglas no son afiliados del citado sindicato, con lo que de los 95.773 delegados electos por CCOO 44.056 no son afiliados al sindicato, con lo que la debilidad es aún mayor. Las cifras dejan bien claro que a dichos sindicatos no los apoya la clase obrera, que masivamente está fuera de los mismos; sin embargo la burguesía, a través de su Estado, le otorga la totalidad de la representación de los trabajadores, prebendas y liberaciones a espuertas.
Y es que hoy a CCOO y a UGT la fuerza no se la dan los trabajadores, que están fuera de dichas centrales sindicales por corruptas y traidoras, de tal modo que a duras penas sumando a los dos sindicatos no llegan a alcanzar el 12% de afiliación, sino que la fuerza se la da, por un lado, el Estado y, por otro, la incapacidad que están manifestando los sindicatos que se denominan de clase, y combativos, de unirse para acumular un mayor grado de representatividad que en la actualidad se halla dispersa y para adquirir un mayor tamaño que les permita llegar a los trabajadores y arrancarlos hacia la afiliación y la organización en los centros de trabajo desde posiciones de clase, rompiendo el reformismo y la conciliación de nuestra clase con la burguesía.
Esta realidad es propia del capitalismo en su fase monopolista, de descomposición, donde la burguesía monopolista soborna, compra, continuamente a una reducida capa de obreros cualificados, la aristocracia obrera, que en concomitancia y con la ayuda de la burguesía se apoderó – hace décadas – de los puestos de mando de CCOO y UGT, convertidos en instrumentos de la burguesía con los que ésta no sólo roba inmisericordemente al proletariado, sino que los desvía de sus intereses de clase y les inocula el pensamiento de la burguesía, envenenando a los trabajadores con el veneno reformista y la conciliación de clases, perpetuando el sometimiento y la explotación de la clase obrera por parte de la criminal burguesía.
El Sector que regula el Convenio de traición firmado de Planificación, consultoría, empresas de estudios de mercado y opinión pública y de servicios informáticos es un sector donde los índices de afiliación bajan de la media y donde los datos de afiliación de CCOO y UGT son aún más ínfimos, no alcanzando entre ambos sindicatos, tan siquiera, el 5% de la afiliación. Ello es consecuencia de que es un sector joven, que se ha desarrollado en plena vorágine capitalista, en un mundo donde ya no existía el campo del socialismo, con una clase obrera sin referente alguno expuesta a la acción más despiadada de los oportunistas, de los traidores, de la aristocracia obrera.
Es una necesidad, una exigencia, que los sindicatos de clase y combativos se unan. Hoy el sindicalismo de los monopolios, el sindicalismo vendido de CCOO y UGT se sostiene en pie por la incapacidad de los primeros para unirse, que les dotará de tamaño suficiente para atraer y poder organizar a los trabajadores en los centros de trabajo en la lucha de clases y fortalecer el sindicalismo de clase anteponiendo e imponiendo los principios de clase y la lucha de clases con respecto del corporativismo y del nacionalismo. Si esto hubiera pasado en el Sector de Planificación, consultoría, empresas de estudios de mercado y opinión pública y de servicios informáticos este convenio de traición no se hubiera firmado, ni tampoco las cúpulas traidoras de CCOO y de UGT podrían haber campado a sus anchas vendiendo a los trabajadores del sector.
Nuestra apuesta sindical es la Federación Sindical Mundial y el fortalecimiento de los sindicatos de la FSM. Sin embargo, en el estado español hay diversos sindicatos que forman parte de la Federación Sindical Mundial, en consecuencia, que asumen el modelo sindical y los principios de la FSM. Siendo así ¿Por qué estos sindicatos no se unen cuando todos ellos asumen los mismos principios, modelo y referente sindical? Es hora de tomar conciencia de nuestra fuerza unidos, de que es el momento histórico para sumar y echar a andar el proyecto de unificación del sindicalismo de clase, que será la tumba no sólo del oportunismo y la traición del sindicalismo vendido a la burguesía de CCOO y UGT, sino que será el principio del fin del capitalismo.
El Comité Ejecutivo del Partido Comunista Obrero Español hace un llamamiento a los trabajadores honestos que puedan quedar en CCOO y UGT a romper la afiliación con dichos sindicatos, corruptos hasta el tuétano y enemigos de la clase obrera, y los llama a fortalecer los sindicatos de la Federación Sindical Mundial en el estado español al objeto de desarrollar un proceso unitario donde todo el sindicalismo de clase se funda en una única organización sindical de clase que aglutine a los trabajadores por la conquista de unas condiciones de trabajo más justas y por la superación del régimen de explotación de los trabajadores mediante la lucha de clases, única vía para acabar con la indigna situación en la que a los trabajadores nos han conducido los oportunistas y que desbanque a los sindicatos vendidos y traidores de CCOO y de UGT.