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La reforma del sistema de pensiones es la primera amenaza del nuevo gobierno

La reforma del sistema de pensiones es la primera amenaza del nuevo gobierno
M. Murcia

El reconocimiento del gobierno en el plan de presupuestos enviado a Bruselas de que en diciembre del próximo año se agotará el Fondo de Reserva de las pensiones ha hecho saltar todas las alarmas sobre el futuro de las pensiones. Y ha colocado la batalla las pensiones en primera línea de la actualidad política.

   No es cierto que sea una batalla impuesta por la situación de la Seguridad Social, ni por la falta de recursos, ni el envejecimiento de la población, sino por los intereses de la gran banca y grandes aseguradoras europeas y los fondos privados de pensiones norteamericanos. En definitiva por las principales oligarquías financieras del planeta, que aspiran a controlar un mercado que mueve 118.000 millones de euros anuales, y bajo las cuales también se cobija la oligarquía española suspirando por su cuota en el negocio.

Las pensiones es uno de esos problemas que afecta a todos los sectores sociales y a todas las clases populares, sean trabajadores en activo, parados o pensionistas y prácticamente a todas y cada una de las familias del país, independientemente de la nacionalidad o región donde vivan. Cuando se habla de los intereses generales del país, este es sin duda uno de los más fundamentales.

Tras dos reformas, la de Zapatero de 2011 y la de Rajoy de 2013, que por sí mismas ya suponen un recorte de las pensiones del 36%. Y ante una situación en la que hay una nueva ofensiva impulsada desde el FMI y Bruselas para imponer otra rebaja general que abra más caminos a la privatización. Defender las pensiones y a los y las pensionistas es ahora más que nunca una tarea de país, para garantizar pensiones suficientes que garanticen un nivel de vida digno a quienes se han pasado toda una vida contribuyendo con su trabajo al enriquecimiento del país.

Esta gran y honrosa tarea no depende de una sola fuerza o de las fuerzas de una determinada adscripción ideológica de izquierdas, sino de la unidad de todas las fuerzas que estén por defender  un sistema público de pensiones que las garantice con justicia y dignidad.

Por eso debe haber un pacto nacional en defensa del sistema de pensiones públicas.

Transversal, que una desde la derecha a la izquierda y desde la clase obrera a las clases medias y sectores de clase que estén porque el sistema público de pensiones sea un pilar fundamental de nuestro sistema de bienestar.

Que incluya a todas las fuerzas políticas, sindicales y sociales; personalidades de todos los ámbitos sociales, políticos y profesionales, de la cultura y la ciencia…; y activistas de todos los movimientos  y plataformas que luchan contra cualquier tipo de recortes en todos los ámbitos de la salud, la educación, la dependencia, etc.

Y que tenga por objetivo una protección estructural del sistema público de pensiones y de las mujeres y hombres que lo integran, tanto de las pensiones contributivas como las no contributivas, que garantice una vida digna y el bienestar de nuestros mayores presentes y futuros. Y que proteja de cualquier tentación de recortar, privatizar o excluir del sistema a una parte de la población.

Para garantizar este objetivo no basta con el Pacto de Toledo. En tanto que es un pacto sometido a los avatares de cada coyuntura política y de la correlación de fuerzas en cada momento…

Es necesario un pacto nacional que garantice que todo español tenga asegurado desde su nacimiento el derecho a una pensión digna y justa de acuerdo a sus contribuciones laborales, pero con la seguridad de que nadie quedará desamparado al final de su ciclo de vida laboral.

 

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