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Ofensiva del sector financiero para hacer obligatorio abrirse un plan de pensiones

La reforma de las pensiones

Ofensiva del sector financiero para hacer obligatorio abrirse un plan de pensiones

Bancos, aseguradoras y gestoras redoblan su campaña a favor del impulso de los planes de empresa ante las nuevas recomendaciones del Pacto de Toledo

Los planes de pensiones son más rentables que los fondos en España

El sector financiero quiere impulsar los planes de pensiones privados.

«O lo conseguimos ahora o no lo vamos a conseguir nunca». Esta frase de un directivo de una de las principales entidades financieras del país resume el sentir del sector financiero, asegurador y de la inversión colectiva respecto a lo que perciben como una oportunidad histórica para concretar una reforma de las pensiones que impulse de una vez por todas la llamada parte complementaria del sistema, la que conforman los planes de pensiones de empresa (segundo pilar) y los planes individuales (tercer pilar).

En las últimas semanas se han sucedido las jornadas, conferencias y análisis impulsados desde el sector que han servido para acuñar una línea argumental común: el sistema de pensiones no es sostenible en su configuración anual, hacerlo sostenible en sus actuales parámetros sería demasiado costoso para las arcas públicas, debemos asumir que en el futuro las pensiones serán más bajas y solo el complemento del ahorro privado permitirá mantener su poder adquisitivo. A partir de ahí, el mejor vehículo para fomentarlo son los planes de pensiones de empresa y, finalmente, impulsar ese ahorro privado sólo será posible si la ley hace obligatorio o semiobligatorio realizar aportaciones a un plan de pensiones privado.

La presidenta de la patronal aseguradora, Unespa, Pilar González de Frutos, ha hablado de una Ley de Previsión Colectiva que establezca un sistema de adscripción casi obligatorio; Ángel Martínez Aldama, presidente de la patronal de instituciones de inversión colectiva (Inverco), ha abogado por el fomento de modelos de capitalización, mediante las aportaciones de empresas y trabajadores a planes de pensiones; y las fuentes bancarias consultadas sobre el particular -amparadas en la prudencia del anonimato- se expresan en un sentido similar. «Con la peculiar cultura del ahorro que hay en España esto solo se puede hacer de dos formas: o haciéndolo obligatorio o estableciendo importantes ayudas fiscales».

Y por ahí va precisamente el modelo que esta semana ha planteado el principal lobby financiero del ‘mundo senior’, la Fundación Edad&Vida, una organización orientada a la mejora de la calidad de vida de las personas mayores y en cuya nómina de patronos figuran entre otros Vida Caixa, SegurCaixa Adeslas, Sabadell Pensiones, Allianz, Caser o DKV.

¿Por qué ahora? Por la oportunidad del momento, con el Estado saliendo al rescate del sistema de pensiones con préstamos millonarios, la hucha de las pensiones en las últimas y el Pacto de Toledo a punto de emitir las recomendaciones que deben guiar los movimientos del sistema para los próximos diez-quince años.

Planes de empresa e incentivos fiscales

Su propuesta aboga abiertamente por un sistema mixto de reparto y capitalización, que mantendría como base el actual sistema de pensiones público, pero que impulsaría la previsión privada ante la presunta certeza de que la pensión inicial media del sistema caerá en los próximos años desde el entorno de los 1.000 euros en los que se encuentra ahora hasta los 600 euros como consecuencia de la presión demográfica y de la falta de recursos presupuestarios para atender los compromisos a los que llevaría el modelo actual.

El modelo parte, asimismo, de la obligatoriedad de dotar un plan de pensiones privado de empresa, al que aportarían empresa y trabajador y en el que tanto unas como otros dispondrían de incentivos fiscales. Las aportaciones tendrían dos tramos, un tramo obligatorio y otro incentivado fiscalmente. En el caso de los trabajadores el asunto fiscal se resolvería con una desgravación decreciente en el tiempo, de modo que fuera más importante para las aportaciones que se realizan en los primeros años de carrera laboral y más modesta según se acercara la jubilación.

El Banco de España pone cara al abismo

El informe glosa, lógicamente, las tremendas ventajas que tendría este semana desde las perspectivas del ahorro de recursos públicos, el crecimiento de la economía, el empleo – por la vía de la reducción de cotizaciones sociales que supondría para la empresa- y el bienestar futuro de los jubilados, que de otro modo estarían condenados a percibir unas pensiones bajísimas en el momento de su jubilación.

Si el informe de Edad&Vida incide en las ventajas económicas de la implantación de este sistema, la contribución del Banco de España al debate ha sido la de glosar la especie de apocalipsis que sobrevendría sobre el sistema de pensiones de no haber mediado las reformas adoptadas en los últimos años y de eludir alguna otra que habría que afrontar en el futuro.

La conclusión de la entidad es demoledora: «O se aumentan los ingresos subiendo los tipos efectivos de cotización o se reduce la generosidad del sistema». Porque según el director del Servicio de Estudios del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, el sistema de pensiones español es comparativamente más generoso que el del resto de países desarrollados y si se cayera en la tentación de replantearse el índice de revalorización – que según la Airef establecerá una subida casi perpetua del 0,25% en el sistema-, como exigen algunas fuerzas políticas, ni siquiera una tasa de ocupación del 80% (actualmente es del 57%) y una tasa de paro del 6%, librarían a España de gastarse decenas de miles de millones de euros más en el futuro para pagar las pensiones cuando la demografía apriete.

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