Su inadecuada utilización deja vacío el Fondo de Reserva de las Pensiones
Varios medios de comunicación extranjeros lo han denunciado. Al menos el 90% de los activos del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la mayor alcancía del país, han sido utilizados para manejar la deuda soberana. El manejo es muy sencillo: el Estado emite deuda soberana y el Gobierno la compra usando, para ello, los fondos que garantizan las pensiones futuras. Algo que no deja de ser un engaño contable y social ya que se ha llevado a cabo sin consultar a los órganos correspondientes, jugando con un dinero que no es suyo.
Según las estimaciones más o menos oficiosas, se ha utilizado el 97,4 por ciento de los depósitos para este menester. España ha estado vaciando sigilosamente el fondo, que ha usado como comprador de última instancia de los bonos emitidos por el Gobierno. Una operación que los expertos califican de dudosa. Una maniobra que está por concluir ya que queda muy poco dinero disponible.
El Fondo de Reserva de la Seguridad Social nació en la Ley 28/2003, como fruto de las primera recomendaciones del Pacto de Toledo, un pacto que pretende garantizar el sistema público y del que forman parte partidos del arco parlamentario, empresarios y sindicatos.
Este fondo se ha ido nutriendo de los excedentes de las cotizaciones en los años de bonanza económica, y de los rendimientos obtenidos por el propio fondo hasta alcanzar la cifra de 70.000 millones de euros en 2011, que disminuyeron más de la mitad hasta situarse, en 2015, en los 33.000 millones.
Las previsiones indicaban que las primeras disposiciones del fondo serían en la segunda mitad de los años veinte. En la disposición final de la Ley 28/2003 se limitan las disposiciones anuales al 3% del dinero acumulado, aproximadamente 3.500 millones. Pero, en noviembre de 2012, el gobierno del PP, a través de un decreto-ley, suspendió, entre 2012 t 2014, la vigencia de este límite de disposición. Posteriormente, la suspensión “provisional” se ha vuelto a ampliar a los años 2015 y 2016.
Mientras tanto, la posibilidad de disponer de los fondos sin limitación, se ha utilizado de manera abusiva. “Se ha recurrido al fondo con un uso indebido para favorecer partidas que no deben ser soportadas por las cotizaciones sociales”, señala Carlos Bravo, secretario de Protección Social y Políticas Públicas de Comisiones Obreras.
Se han financiado políticas de incentivos a la contratación por cuenta ajena o el alta como trabajador por cuenta propia, las famosas “tarifas planas”, a costa de la “hucha de las pensiones”. La política fiscal, además, retrasa la reducción del déficit lo que hace necesario tomar más dinero de los fondos.
Hay más trabajadores de alta en la Seguridad Social que en 2015 pero la suma de las horas trabajadas en 2015 no supera la de 2014. Hay más personas repartiéndose el trabajo existente pero con mucho más trabajo temporal y a tiempo parcial.
A todo ello hay que sumar la baja cuantía de los salarios para los nuevos empleos y el efecto de pérdida de recaudación como consecuencia de las tarifas planas. Todas estas circunstancias son las que apuntan a un horizonte pesimista. Si nada lo remedia, antes de que finalice la década la fabulosa “hucha de las pensiones” habrá desaparecido. El sistema volverá a estar en peligro.